Saturday, April 04, 2015

EL CIRCO

El acontecer político de Colombia, adquiere paulatinamente visos circenses, las piruetas ideológicas, el oportunismo, los continuos cambios de rumbo, las mentiras a medias y totales, los falsos anuncios y una asfixiante propaganda, están acabando con la fe en el futuro.Un proceso de paz absurdo, en el cual los miembros de las Farc aparecen regañando y amedrentando a sus víctimas y a la ciudadanía inerme, aprovechando la caja de resonancia que les suministra el Gobierno. Un aparato judicial desbordado  y corrupto cometiendo atropellos. Una Fiscalía dedicada a las persecuciones políticas apoyada en toda una pléyade de falsos testigos. Personajes de la política dedicados a sacarle provecho económico a los obituarios familiares. Toda una cáfila de trapecistas ideológicos que saltan del Chicó al Foro de Sao Paulo o a la inversa sin sonrojarse. Unos gabinetes ministeriales cuyos titulares en su mayor parte desempeñan tareas que desconocen. Unos lineamientos de la economía absolutamente erráticos, donde no hay planeamiento alguno, todo se reduce a apagar incendios.Cuando hubo la bonanza petrolera, entidades oficiales se dedicaron a entorpecer la exploración con las demoras en los permisos ambientales y otras trabas que frecuentemente olían a chantaje, por tanto la en la época de los mejores precios del petróleo en la historia, gran parte de las áreas promisorias permanecieron inexploradas. Se hizo gran alharaca respecto al peligro que representaba la minería para el País; Contrataron unas veedurías internacionales costosísimas para darse cuenta que la minería de Colombia es muy pobre, en su mayor parte ratoneras. Sin embargo el Gobierno se dedicó a crear una serie de “agencias” costosísimas, burocracia inútil. La afluencia de dinero no significó avance alguno en la infraestructura vial. Ahora que se secó la fuente de ingresos comenzaron a anunciar y licitar todo lo que no se hizo cuando había ingresos suficientes.

El gasto en propaganda sigue disparado, la compra de aplausos está significando erogaciones enormes en una época de vacas flacas. El gasto para “la Paz” es cuantioso, todo el que equipare este proceso al Tratado de Versalles sale premiado. Por otra parte el turismo oficial sigue imparable, al Señor Presidente le encantan las pompas y circunstancias, en esto se parece un poco a Haile Selassie antiguo emperador de Etiopia. Mientras tanto las frustraciones de los colombianos se acumulan, todavía no se ha reconstruído a Gramalote, la reforma de la educación en nada, la reforma en la salud se halla en cuidados intensivos, la reforma judicial congelada, los proyectos agroindustriales en la Altillanura no florecieron.Pero el espectáculo continúa, un joven político propone la legalización de la marihuana por sus efectos terapéuticos, ese señor olvida que la morfina también tiene usos terapéuticos. Un personaje cuyo nombre es mencionado en los escándalos de DMG, Interbolsa, Saludcoop y Fidupetrol continúa acusando y encarcelando “por indicios”; contratan una agencia internacional “caza talentos” para buscar el nuevo presidente de Ecopetrol, la cual por rara coincidencia escoge el que tenía elegido el Gobierno. Los atentados ya no los ejecutan las Farc sino “fuerzas oscuras”; las Farc anuncian el desminado del territorio pero luego aclaran que es solamente en unas zonas piloto y el desminado lo debe realizar el ejército. Esa locura colectiva ha contagiado a la Iglesia Católica, cuando la muerte de Alfonso Cano, líder de las Farc, un altísimo jerarca de la Iglesia declaró que habían asesinado a un anciano inerme, nunca se refirió en términos parecidos ante el asesinato de Monseñor Isaías Duarte Cancino  En todo este caos cabe preguntarse no quién lleva el rumbo del país, sino quién está detrás del teleprónter.
Jaime Galvis V.



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