Tuesday, November 22, 2011

Conocimiento Geológico y la Agencia Nacional Minera


por Jaime Galvis
Noviembre 22 de 2011

El territorio de Colombia es poco conocido. En la época colonial, la exploración no fue una actividad estimulada, por el contrario la burocracia virreinal fue ajena a todo lo que significara conocimiento de las grandes áreas del País. La única excepción fueron algunas tímidas actividades al final del virreinato tales como la Expedición Botánica. Nunca hubo grandes  expediciones de aventureros buscando minerales tales como los Bandeirantes en el Brasil. Luego de la Independencia la actividad exploratoria fue casi nula, un área como el Valle Medio del Magdalena, situada en el centro del País permaneció siendo en su mayor parte una selva casi inexplorada durante más de la mitad del siglo XX.El conocimiento geológico del País es en extremo deficiente, la cartografía geológica publicada es deplorable, no existe un tratado de geología de Colombia, no hay estudios metalogénicos. No hay claridad en los modelos de generación y almacenamiento ni siquiera en los hidrocarburos, todo se reduce a estudios puntuales mal orientados e inconexos.El Gobierno Nacional ha creado una entidad denominada Agencia Nacional de Minería, para administrar los recursos mineros, dentro del esquema de funcionamiento de dicha agencia, esta podrá reservar áreas especiales y hacer subastas de ellas. Ante la pobreza de la información existente ¿con que criterio van a definir las áreas especiales? ¿Se van definir por consejas y mapas del tesoro? O posiblemente basándose en la alharaca de periodistas ignorantes del tema que frecuentemente hacen “hallazgos”. En estos asuntos es muy fácil hacer el ridículo, basta anotar aspectos como el “coltan”, como están denominando la tantalita; el ruido empezó por Venezuela y luego se extendió al Oriente de Colombia, menudearon las declaraciones oficiales amenazando a quienes se apropiaran de semejante tesoro. La tantalita se presenta en unas mineralizaciones denominadas greisen donde se encuentran cuarzo, topacio, casiterita, ilmenita, rutilo y tantalita. Dichos minerales se encuentran muy diseminados por lo cual no permiten una explotación a escala industrial, se necesita hacer pequeñas excavaciones donde presentan escasos cristales, de los cuales la mayoría (mas del 60%) son de casiterita, mineral de estaño de bajo precio, la tantalita es el más escaso de los minerales mencionados. Por tanto esas manifestaciones no tienen un interés especial como para hacer subastas internacionales. Cabe anotar que la primera mineralización de esta clase en Venezuela, fue hallada hace más de treinta años y nunca ha sido objeto de una explotación industrial, allí los indígenas extraen artesanalmente estos minerales y los venden en Puerto Carreño, las ocurrencias halladas en territorio colombiano se extraen en la misma forma. Esto dista mucho de ser un gran negocio considerando que la mayor parte de lo extraído es casiterita. Este mineral se presenta diseminado también en Brasil (Territorio de Rondonia) y al considerar antieconómica su explotación por medio de excavaciones, solamente lo extraen de algunos aluviones.Respecto al oro el desconocimiento genético de los depósitos conocidos es pasmoso, prácticamente se practica una guaqueria mecanizada, sin ninguna idea clara del potencial existente. Respecto a otros metales la situación es peor aún, exceptuando el níquel, en explotación, de los demás se desconoce si hay depósitos explotables, solo hay datos muy fragmentarios y especulaciones. Hay indicios de un yacimiento de hierro bandeado pero datos oficiales brillan por su ausencia.Ante lo anterior cabe preguntar que va a subastar la Agencia Nacional de Minería? Leyendas como el uranio de La Macarena o los diamantes de Tena? Hace años, Ecominas creó un esquema similar, los “aportes” con lo cual congelaron amplias zonas del País sin resultado alguno, de eso no salió ningún proyecto minero, quizás exceptuando los aportes de esmeraldas, de los cuales no es un secreto el dato de quienes ganaron la subasta.Hay mucho ruido acerca del auge de la minería en Colombia y de los grandes recursos existentes, nada más lejano de la realidad. Cualquiera que lee los titulares de prensa cree que el País está tachonado de depósitos de oro, lo cual no es cierto, Colombia no es Suráfrica. Aquí se conocen media docena de ocurrencias auríferas que pueden ser depósitos de gran tamaño, lo demás son manifestaciones pequeñas o a lo sumo medianas. Por tanto es ilusorio creer que se va a presentar una avalancha de grandes compañías tras la ofertas de la mencionada agencia. Durante más de ocho años varias compañías mineras han explorado el territorio nacional y los hallazgos son pocos, por lo cual empresas como Barrick, Rio Tinto y otras se han retirado, no hay razón para considerar que las subastas van a crear un interés que no existe. Lo único que las áreas de reserva pueden ocasionar es la congelación de pequeños prospectos que pueden ser interesantes en pequeña escala y el atropello de muchos mineros de subsistencia.Además la Agencia Nacional de Minería debe advertir  a los posibles licitantes que en Colombia existe un verdadero colectivo de ONGs, ecólogos, antropólogos, sociólogos, abogados y comunidades de papel dedicado a sabotear los proyectos mineros. Esto ha llevado a que los escasos proyectos  importantes se encuentren totalmente paralizados.                

Jaime Galvis Vergara
Geólogo, escritor y agudo observador, de a pié, de las más remotas regiones del país.

Tuesday, November 08, 2011

Fomento del Tribalismo



por Jaime Galvis
Noviembre 8 de 2011
En la vida política de Colombia en los últimos años se ha fomentado una mentalidad tribal cuyas consecuencias en el futuro del País pueden ser funestas. Tradicionalmente Colombia ha sido un país pluri-racial en el cual se pueden observar todos los matices del mestizaje. En los conflictos nunca fue un factor determinante el racismo y el alto grado de mestizaje determinó que entre los colombianos nunca se presentara una verdadera segregación racial.
Desde hace varias décadas se ha presentado un verdadero bombardeo mediático por parte de entidades internacionales, algunas agencias estatales criollas, medios universitarios, medios de comunicación e “ideólogos” con el firme propósito de fomentar diferencias raciales y sus consecuentes odios. Por influencia de ONG internacionales y algunas presiones diplomáticas se crearon numerosas reservas indígenas para aislar cada grupo racial del entorno nacional, algo muy similar a los bantustans que creó el Imperialismo Británico en África. Dichas reservas se consideran exclusivas para cada grupo lingüístico indígena, dándoles el aspecto de pequeñas nacionalidades. Además en dichas zonas no operan las leyes del Gobierno Nacional, “Los Resguardos” aplican sus propias leyes. Por otra parte sus habitantes están exentos de deberes tales como el pago de impuestos o el servicio militar. Las reservas indígenas son áreas enormes en relación al volumen de población que las habita y presuntamente las usufructúa.
Hay toda una serie de gabelas paternalistas que han convertido a los “indígenas” en grupos privilegiados, lo cual ha generado resentimientos y odios en comunidades campesinas pobres que por no llevar el membrete de “indígenas” no gozan de esos privilegios. El favoritismo  por los habitantes de los “resguardos” no ha engendrado en ellos apego y lealtad a la nacionalidad, todo lo contrario esto solamente ha generado una continua exigencia de más privilegios y tierras (generalmente amenizada con motines y cierre de carreteras); además de actitudes hostiles hacia las autoridades del País. Frecuentemente se han aliado a grupos guerrilleros y de delincuencia común. Se ha generalizado un rechazo a la construcción de obras públicas en sus “territorios”, en resumen en ellos no hay un sentido de pertenencia a la nacionalidad. Esto muchas veces ha llevado a actitudes francamente ridículas tales como las protestas por el descubrimiento de América y cosas por el estilo. Es francamente absurda la existencia de esas reservas o resguardos, cuando países de gran población indígena como México, Perú, Bolivia o Paraguay  no han establecido esa clase de cotos territoriales.
La legislación de Colombia es aún más absurda en lo que respecta a la población de raza negra. Establecieron unas zonas de “negritudes” las cuales tienen unas reglamentaciones económicas y sociales especiales. Todo esto lo rige una “ley de negritudes” originada en la constitución de 1991, en la cual curiosamente no hubo representantes de las gentes de raza negra, ni en lo que se sabe se les consultó al respecto. Debido a esto la vertiente del Océano Pacífico, donde se halla la mayor parte de la población afroamericana o negra como ellos prefieren que los denominen. Se establecieron una serie de normas absurdas como aquella de la propiedad “comunitaria” en vez de propiedad privada y otras genialidades por el estilo que han contribuido a acentuar el aislamiento y la miseria de las poblaciones del Litoral Pacífico, con esto la región se convirtió en una base de delincuencia en Colombia. Al vedarse las actividades económicas lícitas, allí prosperó el narcotráfico hasta niveles increíbles. Al depender de actividades ilícitas, la población negra ha tomado actitudes hostiles a la presencia de forasteros, una xenofobia en pequeña escala acentuada por la escasa o nula inversión gubernamental en infraestructura.
Debido a toda esa serie de legislaciones disparatadas, la delincuencia domina el Litoral Pacífico y  zonas indígenas como las del Cauca son un polvorín, con o sin presencia guerrillera. Es increíble que al mismo tiempo que países como Suráfrica o Namibia están suprimiendo los bantustanes con el fin de favorecer la integración racial y grandes estados pluri-raciales y pluri-lingüisticos tales como La India hacen grandes esfuerzos para integrar los diversos grupos humanos, en Colombia agencias estatales, ONG y muy numerosos “ideólogos” procuren fomentar un tribalismo suicida. Ahí se está gestando el próximo conflicto de consecuencias impredecibles.

Jaime Galvis Vergara
Geólogo, escritor y agudo observador, de a pié, de las más remotas regiones del país.